23/03/2001

Cuatrerismo: Las sanguijuelas dieron la pista

El faenamiento en la zona Rural continuaba a pesar de las quejas de los productores agro-pecuarios. En pocos meses, se reportaron más de veinte hechos.

Los efectivos de Cuatrerismo habían iniciado la investigación. Los policías trabajaban en las fincas donde se cometían los ilícitos. En poco tiempo comprobaron que en todos los casos aparecían huellas de un rodado que correspondían a una bicicleta.

  • Las pistas
  • Por otro lado, llamaba la atención dos cosas. La primera era que los animales faenados por los cuatreros, eran de pequeño porte. En la mayoría de los casos los novillos no pesaban más de 180 kilos.
    La segunda es que los malvi-vientes dejaban en la escena del ilícito, demasiados desperdicios: costillares, cabeza, menudencias
    . Llos investigadores llegaron a la conclusión que los cacos podrían no utilizar un vehículo (auto o camioneta). La dificultad para descubrirlos era que solamente se "movía" en bicicleta para llegar al campo y luego trasladar la carne vacuna.

  • Sanguijuelas
  • La faena de un novillo Aberden Angus en la quinta propiedad de la familia Digiacomo dio las pistas para esclarecer la serie de faenamientos. Los policías observaron nuevamente huellas de bicicleta. Los dos oficiales comenzaron a seguir el camino recorrido por los delincuentes.
    El rodado se dirigía a la planta urbana y terminaban en cercanías del ex circuito de ciclismo. En el lugar y bajo un monte de eucaliptos, se encontró pedazos de cuero vacuno color negro y sanguijuelas en un charco de agua. Esto último demostraba en forma inequívoca que allí había n derramado restos de sangre.

  • El final
  • Los policías comenzaron la búsqueda en el vecindario y a través de un "encubierto" determinaron que habría "tiras" de cuero vacuno color negro, puestos en una bolsa y se encontraba en los fondos de un domicilio cercano. Los policías reunieron las pruebas necesarias y se pudo obtener la orden judicial de allanamiento y el esclarecimiento del ilícito.



    Volver a Semanario Colon Doce