22/09/2000
Capitulo I: "Las mafias que operaron en la región."

Las mafias en la Argentina se fueron reacomadando a través de la historia de acuerdo con las épocas, las leyes, la situación económica de la sociedad y la capacidad represiva de las fuerzas de seguridad.
Una investigación que puede dar a luz la actuación de las organizaciones delictivas es la prostitución o la trata de blancas. En nuestra ciudad prácticamente desde la misma fundación hubo prostibulos y normativas comunales que reglamentaban la actividad.
El primer pedido al Concejo Deliberante para la instalación de una casa de tolerancia se produce a principios de 1895. El "tema central"para que el árbol no tape el bosque es como se aprovisionaban de alternadoras estos lugares y el gran negocio que se generaba con miles de mujeres rotando por locales distribuidos en cada localidad.
Las investigaciones que realizamos sobre las mafias en la región llega a Colón con la muerte de Ayerza, delito cuya autoria fue de Juan Galiffi alias "Don Chicho Grande".
En este sentido, pudimos determinar el telegrama enviado desde el Correo local que determinó la muerte del secuestrado, tema que abordaremos en proximas ediciones.

En las primeras décadas de nuestro siglo, la mayor organización que proveyó prostitutas en el sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires fue la temible mafia de rufianes polacos denominada "Zwi Migdal".
La sede central de estos delincuentes era una lujosa mansión ubicada en la calle Córdoba al 3100 de Rosario. En esa "oficina"encubierta se dirimia el destino de más de 30 mil mujeres que trabajaban en un circuito de 2000 prostibulos diseminados la mayoria por Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
Se calcula que los socios de "Zwi Migdal" eran más de 500 y que sus ganacias eran varias veces millonarias. Las mujeres casi todas de origen europeo con mayoría de polacas, eran explotadas al máximo y tratadas como verdaderas esclavas.
El tráfico de mujeres destinadas a la prostitución entre una Europa empobrecida y una Amérca prospera era cuantioso y contaba con la complicidad de las autoridades nacionales.
En la actualidad solo basta recorrer la calle Mitre de Rosario, San Jeronimo en ciudad de Córdoba, la sexta sección de la capital mendocina o las adyacencias de la ex terminal de San Miguel de Tucumán, para darse cuenta que existen organizaciones "hijas"que siguen operando con total impunidad y que además serían responsables de otros delitos como tráfico de niños y drogas.

El ejemplo más cercano es Santa Fe. Los periodistas capitalinos señalaban tras el crimen que involucro al juez Fraticelli que en Rufino había solamente un cabaret de "mala muerte", que contaba con dos o tres prostitutas.
Los trabajadores de la prensa le restaban importancia a la situación. Estaban equivocados. El tema central -para determinar su verdadera dimensión- era quién abastecia de mujeres esos lugares y quienes se encargaban de rotarlas todos los meses por decenas de prostibulos extendidos en decenas de localidades del sur santafesino.
Un consulta realizada por este medio a lo que puede ser una fuente confiable, nos señaló que sumando los prostibulos de todas las localidades del sur y centro de Santa Fe, se puede llegar a cifras que superan largamente las doscientas casas de tolerancia.
El negocio se centraliza en quien provee las alternadoras que seguramente dejan "pingues"ganancias a organizaciones que tienen protección desde las más altas esferas del Poder.

Uno de los mayores prostibulos que hubo en Colón estaba instalado en calle 54, en el corazón de lo que es en el presente el barrio 9 de Julio. La edificación principal todavía está en pie.
Algunas personas consultadas recuerdan que entre las alternadoras se encontraban las "famosas"polacas. En este sentido, es una certeza señalar que las mismas eran provistas por la temible banda de rufianes polacos "Zwi Migdal".
Por otro lado, se puede determinar en la inscripción de las mujeres en la Secretaria Municipal de aquella época y su nacionalidad de origen.
Lo notable es que por ordenanza de los ediles colonenses, las mujeres debían tener cuando llegaban a nuestra ciudad un reconocimiento sanitario a cargo de un médico municipal que además debia realizar dos visitas semanales con fines sanitarios.
Las revisaciones debían constar en una especie de libreta sanitaria donde constaba el "alta"para poder trabajar y la fotografia de la alternadora para que no exista ningún tipo de equivocaciones en cuanto a la mujer titular.

El cuidado sanitario central de aquella época era las enfermedades venereas que además al no estar descubierta la famosa "penicilina"tenía tratamientos curativos para el hombre en extremo dolorosos. Por otro lado, el temor a estas enfermedades era muy grande.
Este último parrafo queda demostrado debido a que se dictó una ordenanza que especificaba que las mujeres enfermas no podrán estar en el prostibulo y que además se debían retirar del propio municipio.

La ordenanza con 25 artículos sale en l897. En la misma se especifica -entre otras cosas- que la regente o la regenta deberá notificar los partos o abortos que realicen sus pupilas. Por otro lado, se zoonifica su instalación diciendo que debe "estar a más de tres cuadras del templo parrtoquial o Escuela".
También en la legislación se establece un canón que debe pagar cada prostituta al municipio y se orgasnizaba bailes -sobre todo los fines de semana- se debía pagar por el permiso.
Las autoridades de aquella época también legislaron para penar severamente la prostitución callejera o ilegal. Las quejas de la casa autorizada "era yo pago todos los impuestos y existe prostitutas clandestinas que no pagan y lugares que no están fiscalizados". Según las constancias esta problemática era algo común a principios de siglo. El prostibulo funcionó hasta la década del treinta.
Llama la atención que la "caida" de las organización polaca, como otras que se combatieron fueron contemporaneas a la "caida"de estos lugares de recreación masculina.

El último intento para instalar un cabarets, sucedió hace pocos años. El mismo iba a estar ubicado sobre la Ruta 8.
La habilitación Municipal había sido otorgada. La presión del cura parroco, hizo que una noche de lluvia el funcionario actuante fuera visitado por el Intendente y que la orden fuera "no se como lo vas a hacer pero la habilitación no corre.
Mañana a primera hora te encargas de esto". A la mañana siguiente el permiso comunal le fue "sacado"a la empresa y todo quedo como era antes. (continua en el próximo número).



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