28/07/2000
Historias de vida: José Omar Papaolo, 71 años.

Cada historia individual se entrelaza y hace a la historia de una ciudad. Colón Doce rescata lo que seguramente puede ser olvidado.
En estas ocasión nuestro entrevistado es José Papaolo. Sus abuelos emigraron de Italia y se instalaron en la ciudad a comienzos de l900. Nació el 15 de setiembre de l929, en la vieja casona de calle 16 entre 53 y 54. Su padres fueron José Papaolo y Teresa Tozzo, ambos nacidos en nuestra ciudad.
El peluquero nos dice "de la niñes recuerdo un viejo caserio que existia al lado donde viviamos y le decían el "conventillo de Beltramo", el lugar tenía como 14 habitaciones y le daba a la cuadra una bullangueria muy especial. En la esquina de 16 y 54, existia un almacen donde compraba todo el barrio y que pertenecia a la familia Coronel". Agrega "realicé los estudios primarios hasta segundo grado en la Escuela Nº 1.
Luego la necesidad de esa época -como la mayoría de las familias- tuve que partir a la junta de maíz con mis padres. La primer chacra que conocí era de la familia Saure, estaba ubicada en Colonia la Perla y tenía 60 hectáreas. En esos tiempos se armaban las viviendas tipo choza con las chalas de la planta, lo que más se sufria era el frio cuando soplaba el viento. El trabajo era duro y como no podía cargar la maleta por mi edad, juntaba las espigas en un canasto".

José Papaolo argumenta "el oficio lo aprendí porque pense que la junta de maíz no me gustaba porque era pesada y observaba que el trabajo de peluquero era más aliviado. Tenía un tio que se llamaba Liborio Papaolo y tenía una peluqueria en calle 17 casi 49. A los 11 años comencé barriendo el local y limpiando los sacos con un cepillo.
Se ganaba buena propina, una vez recuerdo que entró a cortarse el cabello, Luis Machi y indirectamente le pedí esas monedas y don Liborio cuando se fue me reprendió duramente".
Los años pasaron y cuando Papaolo era adolescente cambió de peluqueria. "Liborio se fue a la Capital Federal y allí entre a trabajar al comercio de Hugo Camara, que tenía su peluqueria en 50 y 14, cerca de donde está la telefonica en la actualidad.
Eran tiempos muy particulares, allí lustraba los zapatos y las botas, todavía recuerdo que los domingos no se podía abrir el local y justo enfrente a Cámara existía la competencia, propiedad de Zanino (hermano del actual peluquero). La policia tenía mucho trabajo, porque ambos continuamente se denunciaban cuando observaban que entraba un cliente al competidor, aunque nunca pasaba nada".

Antes de entrar al servicio militar, Papaolo continuo con su oficio en el local de Eduardo Figueroa, ubicado adyacente a la vieja terminal de calle 47 y 23. "a Figueroa le gustaba jugar a las cartas con sus amigos.
A mí me tocaba preparar la cena o el almuerzo. Un día puse a la parrilla un gran asado y como faltaba aceite para adobar la ensalada, salí a buscarla al local de Franciscangeli que quedaba enfrente.
Cuando volví no encontre la carne en la parrilla. Luego me contaron que los colectiveros con un gancho me lo habían sacado, el propio autor del hecho de apellido Gurmandi me relató lo que habían realizado".
Por último, nos relata que también trabajo en el local de Vicente Truffa que quedaba en calle 47 entre 18 y 19 y luego el de Vicente Hipolito, en calle 20 entre 47 y 48 -en el presente verduleria Pineda-. "en este lugar me llevé el mayor susto en mi oficio.
Ya era medio oficial y tenía la tarea de realizar barba, pelusa y bigote, el cliente Manuel Gutierrez pidió que le realizará barba, en un descuido se fue la navaja y le corte medio lunar que tenía en la barbilla. Don Hipolito pudo parar la sangre casi en forma automatica con una pomada preparada"

José Papaolo nos cuenta que se casó con Hortensia Scotta y tuvo dos hijas, Marta y Silvina. En l951 entró gracias a al comisario Luis Mataloni a formar parte del cuerpo de peluqueros que tenía la policia bonaerense. "entre un 1º de mayo de l951 y cumplí treinta años de servicio hasta que me retire como Sargento Ayudante Administrativo".
En la actualidad José Papaolo sigue desarrollando su oficio en la peluquería de calle 19 entre 53 y 54. Una historia más de vida que merece no ser olvidada.



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