12/05/2000
La vida después de los setenta: Primo Quiriconi 75 años. .

Lo encontramos ordenando los papeles y boletas a pesar de un accidente que le inmovilizó temporariamente un brazo.
Nos cuenta que su padre el 18 de abril de l925 recibió una gran sorpresa al enterarse la noticia del nacimiento de "trillizos".
"Nací en último término y por ley soy el mayor, por eso me pusieron Primo, a mi hermano del medio lo bautizaron con el nombre de Segundo, y al restante Tercero".
Mis padres nos enviaron a los tres a estudiar en un Colegio de Guadalupe cercano a la ciudad de Santa Fe.
A los 13 años ingresamos al seminario de Capitán Bermudez.
"La vida de internado era dura y había mucha disciplina, tipo militar, había que respetar los horarios y las tareas que se asignaban".

La vida lo llevó nuevamente a su pueblo natal, Arroyo Seco.
A los 18 años cuando salió del seminario, se empleó como tenedor de libros en una estación de servicio Y.P.F.
Nunca más se podría despegar de su destino: el despacho de combustibles.
En esa época todo era muy particular. Primo recuerda " los clientes en su inmensa mayoría era gente de campo, no había grandes camiones, y recién se empezaba a usar el acoplado.
Los transportes servían solamente para cargar cuarenta bolsas".
El comerciante también se refiere a la modalidad de comercialización de combustibles, diciendo: "había un solo impuesto que se pagaba una vez por año; similar al que ahora denominan Ingresos Brutos.
La compañia dejaba el combustible y cobraba sobre lo vendido a fín de mes y pagaba el porcentaje que había pactado con el propietario".

Primo compara la actualidad comercial, argumentando: "ahora todo cambió.
Vienen los camiones descargan la nafta o el gas oil y se llevan el cheque que a su vez entra al cobro a los tres días.
También los impuestos están a la orden del día y se debe tener un calendario para no olvidarse de ninguno".
Por otra parte recuerda "no tengo ideas políticas, pero antes el trabajador valía.
Como ejemplo pongo el personal.
Me retire siete veces de mi empleo y en todas las ocaciones me venían a buscar aumentandome el sueldo.
Además había trabajo para aquel que fuera responsable, por mi parte hasta trabaje en la fábrica de fideos Minitti de Rosario y cuando renuncié, el propietario me dijo que tenía las puertas abiertas cuando quisiera regresar".

Don Quiriconi recuerda la fecha exacta de su radicación en Colón : " fue el 18 de abril de l949.
El 1º de mayo inauguramos la estación de servicio de 47 y 17.
La ciudad estaba poblada en las calles 46, 47 y 48.
La empresa grande erá "Transportes Colón", después fábricas que recuerde estaba " Sansoni" y "Cestari" en la 19.
La gente vivía con el trabajo del campo.
Cuando falleció mi padre realizamos un canje con Solano y compramos en la Ruta 8 kilómetro 280 (en la actualidad de Salvatori).
En l974 nos instalamos definitivamente en 47 y 25".

Primo Quiriconi sigue levantándose a las seis de la mañana y a las siete en punto abre la estación de servicio.
"En la actualidad tenemos tres generaciones de clientes que siguen al lado nuestro.
Los combustibles en algunos casos se fían y se cobran quincenalmente, en otros casos -los menos- mensualmente.
La gente cumple y estamos satisfechos".
Le preguntamos por los combustibles "truchos" y contesta "los clientes saben que no vendo ese tipo de combustibles.
Un colonense que fue transportista me ofreció dos veces pero jamáz compré".
Nos retiramos y dejamos a Primo envuelto en recuerdos y todavía protestando por los impuestos.
A los 75 años sigue con la esperanza de un mejor futuro diciendo "espero que algún día ésto cambie".



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